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"BÉISBOL Y MEDICINA"

 por: Braulio Arteaga

   Bolívar, VENEZUELA

 

 

 

 

 

 

 

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Debilidad de músculos, tendones y ligamentos

Los músculos, los tendones y los ligamentos se desgarran cuando se someten a esfuerzos superiores a su fuerza intrínseca. Por ejemplo, pueden lesionarse si son demasiado débiles o rígidos para el ejercicio que se está intentando practicar. Las articulaciones son más propensas a las lesiones cuando los músculos y los ligamentos que las sostienen son débiles, como sucede después de un esguince. Los huesos debilitados por la osteoporosis se pueden fracturar fácilmente.

Los ejercicios de fortalecimiento ayudan a prevenir las lesiones. El ejercicio regular no aumenta ni refuerza la musculatura de forma significativa. El único modo de fortalecer los músculos es ejercitarlos contra una mayor resistencia de forma progresiva, como practicar un deporte cada vez más intenso, levantar pesas cada vez mayores, o usar máquinas especiales de fortalecimiento. Los ejercicios de rehabilitación para fortalecer los músculos y los tendones que ya están sanos se hacen, generalmente, levantando o presionando contra elementos resistentes, en series de 8 a 11 repeticiones, en días alternos como máximo.

Diagnóstico

Para diagnosticar una lesión deportiva u otra lesión musculosquelética, el médico indaga sobre el lugar y el modo en que se produjo la misma y sobre el tipo de actividades, recreacionales u ocupacionales, que la persona ha desempeñado recientemente, o que desempeña periódicamente. El médico examina también la zona lesionada. El paciente puede ser remitido a un especialista para otros exámenes. Las pruebas de diagnóstico pueden incluir radiografías, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM), artroscopia (observación de la articulación afectada a través de un pequeño instrumento introducido en la articulación), electromiografía y una exploración, con la ayuda de una computadora, de la función muscular y articular.

Prevención

El calentamiento antes de iniciar ejercicios extenuantes ayuda a la prevención de las lesiones. Ejercitarse a paso tranquilo durante 3 a 10 minutos calienta los músculos lo suficiente como para hacerlos más flexibles y resistentes a las lesiones. Este método activo de calentamiento prepara los músculos para ejercicios enérgicos con mayor eficacia que los métodos pasivos como el agua caliente, las almohadillas de calor, el ultrasonido o la lámpara de rayos infrarrojos. Los métodos pasivos no aumentan la circulación de la sangre de modo significativo.

Enfriamiento significa una reducción gradual de la velocidad antes de interrumpir el ejercicio y evita el mareo al mantener la circulación sanguínea. Cuando se interrumpe bruscamente un ejercicio enérgico, la sangre se puede acumular en las venas de las piernas (se remansa), reduciendo momentáneamente la irrigación cerebral. El resultado puede ser mareo e incluso desvanecimiento. El enfriamiento también ayuda a eliminar los residuos como el ácido láctico de los músculos, pero no parece prevenir el dolor muscular al día siguiente, causado por la lesión de las fibras musculares.

Los ejercicios de estiramiento no parecen prevenir las lesiones, pero alargan los músculos de tal forma que se pueden contraer más eficazmente y funcionar mejor. Para evitar daños musculares durante el estiramiento, éste se debe realizar después del calentamiento o del ejercicio. Cada estiramiento debe ser lo suficientemente cómodo como para contar hasta 10.

Las plantillas para el calzado (ortopédicas) pueden a menudo corregir los problemas del pie como la pronación. Las plantillas, que pueden ser flexibles, semirrígidas o rígidas, y pueden variar en longitud, deben ser colocadas dentro de zapatillas de deporte adecuadas. Las zapatillas de deporte de buena calidad tienen un talón rígido (la parte posterior de la zapatilla que cubre el talón) para controlar el movimiento de la cara posterior del pie, un soporte de una parte a otra del empeine (guarnición), para prevenir la pronación excesiva, y una abertura acolchada (collar), para sostener el tobillo. El calzado debe tener el espacio adecuado para la plantilla. Las plantillas ortopédicas generalmente reducen la talla del calzado en un número. Por ejemplo, un zapato del 38 con una plantilla ortopédica se transforma en un 37.

Tratamiento

El tratamiento inmediato para casi todas las lesiones del deporte consiste en reposo, hielo, compresión y elevación. La parte lesionada se inmoviliza inmediatamente para minimizar la hemorragia interna y la hinchazón y para evitar que la lesión empeore. La aplicación de hielo hace que los vasos sanguíneos se contraigan, ayudando a limitar la inflamación y a reducir el dolor. Vendar la parte lesionada con cinta adhesiva o una venda elástica (compresión) y llevarla por encima del corazón (elevación) ayuda a limitar la hinchazón. Una bolsa de hielo como las que se encuentran en el comercio, o una bolsa de hielo triturado o picado, que se amolda al contorno del cuerpo mejor que el hielo en cubitos, se puede colocar sobre una toalla encima de la parte lesionada durante 10 minutos. Un vendaje elástico se puede envolver, sin apretar, alrededor de la bolsa de hielo y la parte lesionada. La parte lesionada se debe mantener elevada, pero el hielo se debe quitar durante 10 minutos, con una nueva aplicación al cabo de ese tiempo durante otros 10 minutos y así sucesivamente durante una o dos horas. Este proceso puede repetirse varias veces durante las primeras 24 horas.

El hielo calma el dolor y la hinchazón de varios modos. La parte lesionada se hincha porque el líquido escapa de los vasos sanguíneos. La aplicación de frío (que causa una contracción de los vasos sanguíneos) reduce esta tendencia del líquido a escaparse; de este modo se restringe la cantidad de líquido y la hinchazón de la parte lesionada. Disminuyendo la temperatura de la piel sobre la lesión, se puede reducir el dolor y los espasmos musculares. El hielo también limita la destrucción de los tejidos mediante la disminución de la velocidad de los procesos celulares.

Sin embargo, la aplicación demasiado prolongada de hielo puede lesionar los tejidos. La piel reacciona por reflejo cuando alcanza una temperatura baja (alrededor de 27 °C), dilatando los vasos sanguíneos de la zona. La piel enrojece, se calienta, causa picor y puede doler. Estos efectos aparecen generalmente de 9 a 16 minutos después de que se haya aplicado el hielo y disminuyen en 4 a 8 minutos, una vez retirado el hielo. Por tanto, se debe quitar el hielo cuando se manifiesten estos efectos o al cabo de 10 minutos de su aplicación, pero se puede repetir al cabo de otros 10 minutos.

Las inyecciones de corticosteroides en la articulación lesionada o en los tejidos circundantes alivian el dolor, reducen la hinchazón y pueden en ocasiones ser una ayuda adicional para el reposo. Sin embargo, estas inyecciones pueden demorar el proceso de curación, aumentando el riesgo de daño al tendón o al cartílago. La lesión puede empeorar si la persona usa la articulación lesionada antes de que ésta sane.

Los fisioterapeutas pueden aplicar calor, frío, electricidad, ultrasonidos o establecer la práctica de ejercicios en el agua como parte de un plan de rehabilitación. Se aconseja así mismo el uso de plantillas especiales para el calzado u otros accesorios ortopédicos. La duración de la terapia física depende del grado de gravedad y complejidad de la lesión.

La actividad o el deporte que causó la lesión deben evitarse hasta la curación. La sustitución por actividades que no fuerzan la zona lesionada es preferible antes que abstenerse de toda actividad física, dado que la inactividad completa causa la pérdida de la masa muscular, la fuerza y la resistencia. Por ejemplo, una semana de reposo requiere al menos 2 semanas de ejercicio para volver al nivel de estado físico anterior a la lesión. Las actividades que pueden sustituir a la habitual incluyen ciclismo, natación, esquí y remo, cuando la parte inferior de la pierna o el pie están lesionados; correr sin moverse de sitio o sobre un trampolín, natación y remo, cuando las lesiones se localizan en la parte superior de la pierna; ciclismo y natación, cuando están en la zona inferior de la espalda; y carrera, patinaje y esquí, cuando están en el hombro o en el brazo.

                                                          

 

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