Los
músculos, los tendones y los ligamentos se desgarran cuando se someten a
esfuerzos superiores a su fuerza intrínseca. Por ejemplo, pueden
lesionarse si son demasiado débiles o rígidos para el ejercicio que se
está intentando practicar. Las articulaciones son más propensas a las
lesiones cuando los músculos y los ligamentos que las sostienen son
débiles, como sucede después de un esguince. Los huesos debilitados por
la osteoporosis se pueden fracturar fácilmente.
Los
ejercicios de fortalecimiento ayudan a prevenir las lesiones. El
ejercicio regular no aumenta ni refuerza la musculatura de forma
significativa. El único modo de fortalecer los músculos es ejercitarlos
contra una mayor resistencia de forma progresiva, como practicar un
deporte cada vez más intenso, levantar pesas cada vez mayores, o usar
máquinas especiales de fortalecimiento. Los ejercicios de rehabilitación
para fortalecer los músculos y los tendones que ya están sanos se hacen,
generalmente, levantando o presionando contra elementos resistentes, en
series de 8 a 11 repeticiones, en días alternos como máximo.
Diagnóstico
Para
diagnosticar una lesión deportiva u otra lesión musculosquelética, el
médico indaga sobre el lugar y el modo en que se produjo la misma y
sobre el tipo de actividades, recreacionales u ocupacionales, que la
persona ha desempeñado recientemente, o que desempeña periódicamente. El
médico examina también la zona lesionada. El paciente puede ser remitido
a un especialista para otros exámenes. Las pruebas de diagnóstico pueden
incluir radiografías, tomografía computarizada (TC), resonancia
magnética (RM), artroscopia (observación de la articulación afectada a
través de un pequeño instrumento introducido en la articulación),
electromiografía y una exploración, con la ayuda de una computadora, de
la función muscular y articular.
Prevención
El
calentamiento antes de iniciar ejercicios extenuantes ayuda a la
prevención de las lesiones. Ejercitarse a paso tranquilo durante 3 a 10
minutos calienta los músculos lo suficiente como para hacerlos más
flexibles y resistentes a las lesiones. Este método activo de
calentamiento prepara los músculos para ejercicios enérgicos con mayor
eficacia que los métodos pasivos como el agua caliente, las almohadillas
de calor, el ultrasonido o la lámpara de rayos infrarrojos. Los métodos
pasivos no aumentan la circulación de la sangre de modo significativo.
Enfriamiento significa una reducción gradual de la velocidad antes de
interrumpir el ejercicio y evita el mareo al mantener la circulación
sanguínea. Cuando se interrumpe bruscamente un ejercicio enérgico, la
sangre se puede acumular en las venas de las piernas (se remansa),
reduciendo momentáneamente la irrigación cerebral. El resultado puede
ser mareo e incluso desvanecimiento. El enfriamiento también ayuda a
eliminar los residuos como el ácido láctico de los músculos, pero no
parece prevenir el dolor muscular al día siguiente, causado por la
lesión de las fibras musculares.
Los
ejercicios de estiramiento no parecen prevenir las lesiones, pero
alargan los músculos de tal forma que se pueden contraer más eficazmente
y funcionar mejor. Para evitar daños musculares durante el estiramiento,
éste se debe realizar después del calentamiento o del ejercicio. Cada
estiramiento debe ser lo suficientemente cómodo como para contar hasta
10.
Las
plantillas para el calzado (ortopédicas) pueden a menudo corregir los
problemas del pie como la pronación. Las plantillas, que pueden ser
flexibles, semirrígidas o rígidas, y pueden variar en longitud, deben
ser colocadas dentro de zapatillas de deporte adecuadas. Las zapatillas
de deporte de buena calidad tienen un talón rígido (la parte posterior
de la zapatilla que cubre el talón) para controlar el movimiento de la
cara posterior del pie, un soporte de una parte a otra del empeine
(guarnición), para prevenir la pronación excesiva, y una abertura
acolchada (collar), para sostener el tobillo. El calzado debe tener el
espacio adecuado para la plantilla. Las plantillas ortopédicas
generalmente reducen la talla del calzado en un número. Por ejemplo, un
zapato del 38 con una plantilla ortopédica se transforma en un 37.
Tratamiento
El
tratamiento inmediato para casi todas las lesiones del deporte consiste
en reposo, hielo, compresión y elevación. La parte lesionada se
inmoviliza inmediatamente para minimizar la hemorragia interna y la
hinchazón y para evitar que la lesión empeore. La aplicación de hielo
hace que los vasos sanguíneos se contraigan, ayudando a limitar la
inflamación y a reducir el dolor. Vendar la parte lesionada con cinta
adhesiva o una venda elástica (compresión) y llevarla por encima del
corazón (elevación) ayuda a limitar la hinchazón. Una bolsa de hielo
como las que se encuentran en el comercio, o una bolsa de hielo
triturado o picado, que se amolda al contorno del cuerpo mejor que el
hielo en cubitos, se puede colocar sobre una toalla encima de la parte
lesionada durante 10 minutos. Un vendaje elástico se puede envolver, sin
apretar, alrededor de la bolsa de hielo y la parte lesionada. La parte
lesionada se debe mantener elevada, pero el hielo se debe quitar durante
10 minutos, con una nueva aplicación al cabo de ese tiempo durante otros
10 minutos y así sucesivamente durante una o dos horas. Este proceso
puede repetirse varias veces durante las primeras 24 horas.
El hielo
calma el dolor y la hinchazón de varios modos. La parte lesionada se
hincha porque el líquido escapa de los vasos sanguíneos. La aplicación
de frío (que causa una contracción de los vasos sanguíneos) reduce esta
tendencia del líquido a escaparse; de este modo se restringe la cantidad
de líquido y la hinchazón de la parte lesionada. Disminuyendo la
temperatura de la piel sobre la lesión, se puede reducir el dolor y los
espasmos musculares. El hielo también limita la destrucción de los
tejidos mediante la disminución de la velocidad de los procesos
celulares.
Sin
embargo, la aplicación demasiado prolongada de hielo puede lesionar los
tejidos. La piel reacciona por reflejo cuando alcanza una temperatura
baja (alrededor de 27 °C), dilatando los vasos sanguíneos de la zona. La
piel enrojece, se calienta, causa picor y puede doler. Estos efectos
aparecen generalmente de 9 a 16 minutos después de que se haya aplicado
el hielo y disminuyen en 4 a 8 minutos, una vez retirado el hielo. Por
tanto, se debe quitar el hielo cuando se manifiesten estos efectos o al
cabo de 10 minutos de su aplicación, pero se puede repetir al cabo de
otros 10 minutos.
Las
inyecciones de corticosteroides en la articulación lesionada o en los
tejidos circundantes alivian el dolor, reducen la hinchazón y pueden en
ocasiones ser una ayuda adicional para el reposo. Sin embargo, estas
inyecciones pueden demorar el proceso de curación, aumentando el riesgo
de daño al tendón o al cartílago. La lesión puede empeorar si la persona
usa la articulación lesionada antes de que ésta sane.
Los
fisioterapeutas pueden aplicar calor, frío, electricidad, ultrasonidos o
establecer la práctica de ejercicios en el agua como parte de un plan de
rehabilitación. Se aconseja así mismo el uso de plantillas especiales
para el calzado u otros accesorios ortopédicos. La duración de la
terapia física depende del grado de gravedad y complejidad de la lesión.
La
actividad o el deporte que causó la lesión deben evitarse hasta la
curación. La sustitución por actividades que no fuerzan la zona
lesionada es preferible antes que abstenerse de toda actividad física,
dado que la inactividad completa causa la pérdida de la masa muscular,
la fuerza y la resistencia. Por ejemplo, una semana de reposo requiere
al menos 2 semanas de ejercicio para volver al nivel de estado físico
anterior a la lesión. Las actividades que pueden sustituir a la habitual
incluyen ciclismo, natación, esquí y remo, cuando la parte inferior de
la pierna o el pie están lesionados; correr sin moverse de sitio o sobre
un trampolín, natación y remo, cuando las lesiones se localizan en la
parte superior de la pierna; ciclismo y natación, cuando están en la
zona inferior de la espalda; y carrera, patinaje y esquí, cuando están
en el hombro o en el brazo.