Comunidad oblata y Vida religiosa

Escogemos, pues, la Comunidad como un medio
para dejarnos continuamente evangelizar y ser testigos
de la Buena Noticia en el Hoy del Mundo. (TCA Nº 7)

Se trata igualmente para nosotros, Oblatos, de
convertirnos, pensamiento, corazón y acción,
y manifestar más confianza y apertura, estar dispuestos
a compartir atribuciones y responsabilidades
con el laicado. (MHM Nº 74)
No somos propietarios de nuestro carisma;
pertenece a la Iglesia.”(TCA Nº 40)

Vista la importancia y el carácter profético de la vida consagrada para la vida y misión de la Iglesia en el mundo de hoy; vistos los efectos de la secularización y otras realidades culturales; y visto el Proyecto Inmensa Esperanza que aportó mucha vida nueva y nos permitió profundizar en la esperanza en la misión y la comunidad oblatas, el 34º Capítulo recomienda:

Ministro de la esperanza

8. Que el Consejo General desarrolle un proceso de animación n toda la Congregación centrado en las necesidades personales de cada Oblato como ministro de la esperanza .

Este esfuerzo, como parte de la formación continua, tendría dos dimensiones principales:
a. alimentar la vida oblata comunitaria y religiosa; y
b. la formación de superiores y de otros que comparten el liderazgo en el ámbito local y de la Unidad.

La primera dimensión podría incluir, entre otros, elementos tales como:
· la integridad personal y comunitaria.
· la viabilidad y el tamaño de las comunidades locales (casas y distritos);
· promover la transparencia y la rendición de cuentas en todos los niveles;
· reconocer los ministerios de las personas y apropiarse de ellos;
· la posible inclusión de laicos y otros asociados en la comunidad y su misión;
· la retroalimentación reflexiva de personas de fuera de la comunidad;
· el examen de estructuras que dan vida a la comunidad;
· la cuestión de Oblatos que viven solos;
· apoyo mutuo en circunstancias difíciles de la vida que disminuyen la esperanza.

La segunda dimensión de este proyecto sería la formación de Superiores y de otros que comparten el liderazgo. Esta formación propondría distintos modelos y aptitudes prácticas necesarias para su ejercicio en todos los niveles.

Los Asociados refuerzan nuestra vida Oblata

Dado que como Oblatos “estaremos siempre cerca de la gente con la que trabajamos y teniendo en cuenta sus valores y aspiraciones” (C. Nº 8) y dado el espíritu y las orientaciones de las Reglas 37ª y 37 b, el Capítulo General propone:

9. Para que todos los Oblatos descubran el rico potencial de la presencia de Asociados, que nos fortalecen en la vocación y la misión oblatas, recomendamos que:

9.1 el Consejo General invite a cada Unidad oblata a hacer una revisión y evaluación de su propia experiencia y sus compromisos con las formas de asociación en los ámbitos del ministerio, la formación, la vida comunitaria, el carisma, y estudie las maneras posibles de compartir el liderazgo respetando el Derecho Canónico y las Constituciones y Reglas;
9.2 el Consejo General establezca una comisión de Oblatos y Laicos asociados para explorar estructuras que promuevan los numerosos aspectos de la asociación en sus diversas formas.
9.3 el Consejo General convoque a un encuentro de Laicos Asociados y Oblatos (un “Congreso de Aix 2”), que podría coincidir con un encuentro Intercapitular de provinciales e incluir algún tiempo con los participantes.