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Capítulo III: 

LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA Y LA

PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA.

 

      Al dimitir Primo de Rivera y exiliarse a París, donde falleció poco después, el Rey nombró Jefe de Gobierno al general Berenguer. Así pues, el 30 de enero de 1930 había quedado constituido el Gobierno presidido por Dámaso Berenguer, el que además de la presidencia asumió la cartera de Guerra.

      Inmediatamente adopta determinadas medidas que tienden a tranquilizar a los opositores del Régimen. Un decreto de amnistía permite regresar a España a Unamuno, Indalecio Prieto, Eduardo Ortega y Gassset y otros. Se otorga, además, amnistía a los  condenados por los delitos de rebelión, sedición común o militar y sus conexos; así como a los culpables de otros delitos de carácter político. Simultáneamente se concede el “reingreso en la escala activa a los jefes y oficiales del Arma de Artillería, o procedentes de la misma que hayan sido separados del servicio por acuerdos gubernativos”. Esta amnistía, por expresa  decisión del Rey, no comprendía a los generales pasados a la reserva por resolución unilateral del Dictador; entre los que se encontraban López Ochoa, Cabanellas, Queipo de Llano, Riquelme y La Cerda.[i]

       De esta forma, el 12 de febrero de 1930 Pérez Salas reingresó en el Arma en virtud de la amnistía decretada por Berenguer, y el día 24 quedó disponible forzoso en Valencia[ii]

 

      Veamos ahora, la opinión que del general Berenguer, tiene Jesús Pérez Salas, en la que estaría de acuerdo su hermano Joaquín: Berenguer, aunque no estaba comprometido en los movimientos, conocía todos sus preparativos, especialmente en lo que a la actitud de los mandos militares se refería. Su primer acto consistió en llamar a su lado al general Goded, gobernador militar de Cádiz y uno de los generales más señalados en las conspiraciones. Este ambicioso personaje, que había ido al movimiento por enemistad personal con Primo de Rivera, sin duda por haberlo tenido el Dictador arrinconado en Cádiz, hizo detener, tan pronto como llegó  Madrid, a los más peligrosos de los comprometidos, desarticulando el movimiento que iba a estallar de un momento a otro. A continuación convenció a los militares mas exaltados de que aplazaran toda actividad, alegando que el nuevo Gobierno venia a pacificar los espíritus como primera medida para restaurar la normalidad constitucional, y de que convocaría al país a unas elecciones generales.

      Como era de esperar, el general Berenguer faltó a sus promesas y, en lugar de pacificar los ánimos, los hizo más belicosos, adoptando medidas contrarias a toda pacificación. La dictadura que impuso Berenguer hizo buena a la de Primo de Rivera, llamada “dicta-blanda” que fue por su suavidad comparada con la que sustituyó. En el haber de Primo de Rivera hay que anotar que no dio lugar a derramamiento alguno de sangre por causas políticas, excepto en el movimiento provocado de Vera de Bidasoa, sin embargo, la sangre manchó con sus tintes rojizos las manos del general Berenguer y la dictadura continuaba en España con el único cambio de la persona del dictador.[iii]

      Mientras tanto, el movimiento de rebeldía había quedado aplazado en espera de que el gobierno dictara las disposiciones prometidas, demostrando su interés de volver a la normalidad política, pero siguió de nuevo su curso durante todo el año 1930. Durante este año, la figura principal de don Niceto Alcalá Zamora va a conseguir aunar los esfuerzos de los distintos grupos políticos, constitucionalistas y republicanos contrarios al gobierno Berenguer y la monarquía. Consigue Alcalá Zamora aglutinar pareceres divergentes, opiniones encontradas, criterios dispares y lograr una coincidencia unánime respecto a puntos básicos que las fuerzas incorporadas al campo de la República  debían sostener en forma conjunta. El 17 de agosto de 1930, a las 4 de la tarde, en el casino de Unión Republicana de San Sebastián, se reúnen, a fin de trazar el plan de futura actuación conjunta, Alcalá Zamora y Miguel Maura, por Derecha Republicana; Alejandro Lerroux, por el Partido Radical; Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza, por el Partido Radical Socialista; Manuel Azaña, por la Agrupación Acción Republicana; Casares Quiroga, por la Organización Republicana Gallega Autónoma; y Matías Mayol, Jaime Aiguadé y Carrasco Formiguera, en representación de los partidos catalanes. Además, sin tener representación alguna colectiva, concurrieron Felipe Sánchez Román, Eduardo Ortega y Gasset e Indalecio Prieto.[iv] En dicha reunión conocida como el Pacto de San Sebastián” se establecieron los principios que inspirarían al Gobierno de la República, acordándose que los partidos participantes se comprometían formalmente a trabajar unidos para derribar la monarquía e implantar la República.

      A partir de la formación del “Pacto de San Sebastián”, todos los movimientos de rebelión son dirigidos por sus integrantes, que formaban el llamado Comité de Central o Comité Nacional Revolucionario, que fue mas tarde Gobierno Provisional de la República. Los hermanos Joaquín y Jesús Pérez Salas, apoyan el Pacto de San Sebastián, es más, tienen cargos importantes, pues ambos son delegados del Comité Nacional Revolucionario en los lugares donde están destinados, Joaquín delegado en Valencia y Jesús en Lérida. Los dos hermanos formaban parte en el complot para otra sublevación que no estallaría hasta diciembre. El comité central fijó la fecha el 15 de diciembre, pero se retrasó en comunicar a Fermín Galán la fecha de la sublevación, y éste la llevó a cabo en Jaca el viernes día doce.[v], Esto daría origen a la llamada Sublevación de Jaca. Al clarear el 12 de diciembre de 1930, la guarnición de Jaca al mando del capitán Fermín Galán Rodríguez, con destino en el Regimiento 19, de Galicia, se alza contra el Gobierno constituido, el de Berenguer a la sazón. Da a conocer inmediatamente un Bando en el que expresa: “Como delegado del  Comité Revolucionario Nacional, a todos los habitantes de esta ciudad y de sus demarcaciones hago saber: Articulo 1º: Aquel que se oponga de palabra o por escrito que coopere o haga armas contra la República naciente, será fusilado sin formación de causa. Dado en Jaca, a 12 de diciembre de 1930”.[vi] El movimiento como todos conocemos fracasó y terminaría con el fusilamiento de Fermín Galán y García Hernández.

      No entra dentro de este capítulo, el analizar los hechos de la sublevación de Jaca y en la cual no participaron, de una forma directa, los hermanos Pérez Salas. Pero si dar a conocer que el cambio de fechas para la sublevación del 12 al 15 de diciembre, se debió a una petición de don Joaquín porque necesitaba todavía unos días para ultimar detalles en la zona de Valencia de la que él era delegado. Casares Quiroga, delegado del Comité Central se retrasa en comunicar a Fermín Galán la fecha de la sublevación, de aquí que esta se produjera dos días antes y como consecuencia de ello fracasara. Veamos la opinión que de los hechos da Jesús Pérez Salas:

Cuadro de texto:        No entra en el marco de nuestros propósitos analizar las razones de Galán para adelantarse en la iniciación del movimiento comprometiendo gravemente el éxito de la sublevación. Debemos decir, no obstante, que no fue el motivo de sus precipitaciones el retraso de Casares Quiroga, delegado del Comité Central, en comunicarle la fecha acordada, sino más bien el deseo de Galán de ser primera figura del movimiento. Yo pertenecía por entonces a la guarnición de Lérida y me hallaba en constante contacto con Galán; de su parte vino a verme el capitán Sediles, diciéndome que el viernes día 14 de diciembre de 1930, sin esperar más se echarían a la calle. Tamaño disparate me hizo enviarle urgentemente, un emisario invitándole a que suspendiese sus preparativos y asegurándole, ante sus desconfianzas con respecto al Comité Central, que si no venía la orden antes del lunes, esa sería la fecha escogida por nosotros. Yo pretendía ganar esos días - así se lo hice decir a Galán - para aprovechar el sábado y domingo, únicos días en los que podía ausentarme de Lérida con permiso del Gobernador militar - sin tal requisito no podía hacerlo por encontrarme muy vigilado - para ir a Valencia y conferenciar con mi hermano Joaquín, delegado militar del movimiento en aquella región, quien seguramente debía conocer los motivos del Comité Central para retrasar la tan esperada orden. Si el fundamento del retraso no hubiera sido justificable, obedeciendo sólo a componentes políticos nos pondríamos de acuerdo para lanzarnos a la sublevación el lunes siguiente, después de haber logrado la conformidad de la guarnición de Barcelona. Sólo en esta forma podía tener éxito el movimiento. Tan razonable era esta proposición, que Galán, contra su voluntad, se vio obligado a ponerla a votación entre sus colaboradores, decidiendo esperar hasta el lunes siguiente. La interpectiva llegada de un capitán de artillería, que como Galán quería ser figura sobresaliente en el movimiento, diciendo que la CNT había declarado la huelga general en Zaragoza - lo que no era verdad - y que era preciso secundar esa acción sin pérdida de momento, proporcionó argumentos a Galán para convencer a sus compañeros. El adelanto de Galán fue una verdadera desdicha pues el Comité Central había fijado la fecha del lunes para el movimiento general, a petición de mi hermano Joaquín para ultimar detalles.[vii]

      Este largo extracto de “Guerra en España”, nos da a conocer la importante posición que tenían los hermanos Pérez Salas, como delegados del Comité Nacional Revolucionario, para derribar la Dictadura y la monarquía. Así como, sus relaciones con los que después serían ministros con la República.

       Parece ser que la relación de don Joaquín con el movimiento no fue conocida oficialmente, ya que continuó disponible forzoso. Sin embargo, el 4 de febrero de 1931 pasaba a la situación de disponible gubernativo.[viii]

Cuadro de texto: Sublevación de Jaca. Futuro Gobierno Republicano en la cárcel Modelo        Por Consejo de Guerra sumarísimo son juzgados Galán, García Hernández, el también capitán Luis Salinas y los tenientes Muñiz, Fernández y Guisbert que participaron en la sublevación. El Domingo 14 de diciembre, a las 9 horas y media, se reúne el Consejo de Guerra, presidido por el general Arturo Lazcano, y horas después dicta sentencia que condena a la pena de muerte - de acuerdo con la acusación fiscal - a los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández. En la misma tarde del domingo a las 2 horas son fusilados. Galán se niega a recibir los auxilios espirituales, en tanto que García Hernández confiesa antes de morir.

      Hace mucho frío. Es el propio Fermín Galán quien da las órdenes al piquete de ejecución y, después de haber ordenado “¡Fuego!”, cae al grito de “¡Viva la República!”. El hecho de ser domingo el día en que fueron ejecutados, impresionó aún más desagradablemente; al igual que por haberse roto la tradición de que en ese día - santificado al Señor - no debían ejecutarse condenas a muerte.[ix]

      Los republicanos se encontraron de pronto con dos héroes, dos mártires. Y además, con estas ejecuciones la monarquía firmaba su sentencia de muerte. Con las ejecuciones de Galán y Hernández los republicanos no se arredraron, al día siguiente lunes 15 se subleva la aviación de Cuatro Vientos, que fue seguida, más tímidamente por Getafe. Ambas sublevaciones fracasaron, por lo que tuvieron que huir a Portugal en avión, el general Queipo de Llano y el comandante Franco con otros más comprometidos en el movimiento.

      Entre tanto, el Comité Central, presidido por don Niceto Alcalá Zamora, se declaró responsable de la dirección del movimiento. En las últimas horas del sábado 13 de diciembre, se ordena la detención de los miembros del Comité Revolucionario y en las primeras horas del día 14 son detenidos en sus domicilios, aquellos que habían sido nombrados ministros, para hacerse cargo del gobierno del Estado en el caso de triunfo, y trasladados a la cárcel Modelo.[x]

      El 8 de febrero de 1931, dimite el general Berenguer, y el Rey se ve obligado a encargar la formación de gobierno a don José Sánchez Guerra, que el día 15 se dirige a la cárcel Modelo para entrevistarse con los miembros del Comité Revolucionario. En el locutorio de abogados  se entrevista con Alcalá Zamora y miembros del Comité, que lo reciben. Su propósito era ofrecer carteras en el Gobierno que pensaba constituir, oferta que fue rechazada de plano. Ante la imposibilidad de formar Gobierno (¡hasta ese punto había caído la Monarquía!), Sánchez Guerra dimite. Por último el 18 de febrero se forma él ultimo gobierno de la monarquía, con la designación del almirante Aznar como Presidente del Consejo de Ministros, Alfonso XIII sella definitivamente el hundimiento de la monarquía.[xi]

      Todavía, en 1931, encontramos a don Joaquín implicado en el complot revolucionario. El hecho lo relata Mª Teresa Suero Roca: En tales momentos se veía involucrado en otro asunto de cariz político: el 6 de enero por la noche se había ausentado de Valencia sin autorización y había marchado a Madrid, regresando al día siguiente hacia las tres de la tarde, en automóvil, a la ciudad del Turia, y siendo detenido por la policía en el camino. Le habían sido interceptadas algunas cartas en las que vertía opiniones sin duda nada favorables al Gobierno o a la monarquía, y es de suponer que, en aquellas fechas, era estrechamente vigilado. Sufrió prisión preventiva, y fue acusado de conspiración para la rebelión, El 27 de marzo, el capitán general remitía al Consejo Supremo testimonio de la resolución dictada por él en las actuaciones instruidas contra Pérez Salas; se afirmaba que en su rápido viaje a Madrid  “no hay indicio, a pesar de haber sido vigilado, de que se entregara a manejos revolucionarios, acreditándose, en cambio, que hizo viaje para gestionar algo relacionado con sus aspiraciones de destino en el Ministerio de la Guerra, donde consta que, en efecto, estuvo durante su corta estancia en la Corte”. La causa fue sobreseída, pues se consideró que, con la prisión preventiva, aquel hecho había quedado suficientemente corregido.[xii] Sin embargo, se sigue sin saber cual era la misión real, del viaje de don Joaquín a Madrid.

      Por último, en palabras de Jesús  Pérez Salas explica como sucedió el fin de la Monarquía: El almirante Aznar, puso como condición al Rey, para encargarse del poder hacer una consulta al país mediante la celebración de elecciones municipales que, por su carácter puramente administrativo, no habrían de ser consideradas como un plebiscito en lo referente a la cuestión de régimen, permitiendo en cambio, conocer la opinión del país y las posibilidades de triunfo de la monarquía, con vistas a unas elecciones generales.

      Aquellas elecciones municipales, fueron celebradas el 12 de abril de 1931 y su resultado dio lugar a un triunfo tan rotundo de las candidaturas republicanas en las grandes capitales, que hubo de ser proclamada la República el día 14 de abril de 1931, en Barcelona, Valencia y otras muchas poblaciones. El Rey se vio obligado a consentir en la transmisión de poderes a Alcalá Zamora, quien quedó así nombrado Presidente del Gobierno Provisional de la República. La presión del pueblo de Madrid, congregado en la plaza de Oriente, frente al Palacio Real y amenazando asaltarlo y el deseo del Rey de evitar todo inútil derramamiento de sangre, motivó la salida del monarca para Cartagena, donde le esperaba un barco de guerra que lo traslado a Francia, dando fin a la monarquía reinante y al nacimiento de la República.[xiii] Sirva este capítulo y los anteriores, para conocer otra faceta de don Joaquín: Su participación en los movimientos conspiratorios, contra los gobiernos anticonstitucionales de las dictaduras de Primo de Rivera y del general Berenguer; defendiendo los valores  liberales y democráticos del pueblo español. Valores que volvió a defender hasta la muerte, contra los sublevados del 18 de julio de 1936, durante la Guerra Civil en nuestra comarca

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[i] CABANELLAS Guillermo. La guerra de los mil días. Vol. 1º. Pág. 161. Ed. Grijalbo, S.A.

[ii] SUERO ROCA Mª Teresa. Un general de la República. Joaquín Pérez Salas. Rev. “Tiempo de Historia” nº 37. Pág. 106.

[iii] PÉREZ SALAS Jesús. Guerra en España (1936-1939). Pág. 39. Imp. Grafos. México DF.

[iv] CABANELLAS Guillermo. La guerra de los mil días. T. 1º. Pág. 161-162. Ed. Grijalbo, S.A.

[v] SUERO ROCA Mª Teresa. Un general de la república. Joaquín Pérez Salas. Rev. “Tiempo de Historia” nº 37. Pág. 106.

[vi] CABANELLA Guillermo. La guerra de los mil días. T. 1º. Pág. 162. Ed. Grijalbo, S.A.

[vii] PÉREZ SALAS Jesús. Guerra en España (1936-1939). Pág. 40-41. Imp. Grafos. México DF.

[viii] SUERO ROCA Mª Teresa. Un general de la República. Joaquín Pérez Salas. Rev. “Tiempo de Historia” nº 37. Pág. 106.

[ix] CABANELLAS Guillermo. La guerra de los mil días. T. 1º. Pág. 165. Ed. Grijalbo, S.A.

[x] Ídem. Pág. 169.

[xi] Ibidem Pág. 174.

[xii] SUERO ROCA Mª Teresa. Un general de la República. Joaquín Pérez Salas. Rev. “Tiempo de Hsistoria” nº 37. Pag. 107.

[xiii] PÉREZ SALAS Jesús. Guerra en España (1936-1939). Pág. 42. Imp. Grafos. México C.F.

      

    

 

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