Descentralizar Andalucía

Carlos Montoro Carrillo de Albornoz./Granada

Ideal, 7/6/2006

Sr. Director de IDEAL: En el diario correspondiente al día 28 de enero del año 2001 aparecía, en su segunda página, el siguiente titular a cinco columnas 'Fomento no ha invertido nada en cinco años en las infraestructuras ferroviarias de la provincia'. Como quiera que han pasado otros cinco años desde que se produjo dicha noticia sin, tampoco, haberse realizado ninguna sustancial mejora ferroviaria, quiere decir que el atraso ancestral que ya entonces teníamos en materia ferroviaria con respecto a la Andalucía rica -las infraestructuras son imprescindibles para crear riqueza- se ha visto incrementado, gracias a nuestros 'diligentes y sacrificados' políticos, con diez decisivos años más de retraso ferroviario que en el futuro impedirán, como en el POTA se preconiza, la industrialización no sólo de Granada, sino de toda la parte oriental de Andalucía. Debido a ello tenemos pues que encauzar nuestra prosperidad y la de nuestra provincia hacia el sector terciario, aprovechando el potencial turístico que poseemos gracias a la fama mundial de la Alhambra, aunque hasta ahora -al ser colonialistas de Sevilla- poco hemos podido aprovechar de dicho potencial como lo demuestra que seguimos a la cola de España y Andalucía en cuanto a renta per capita, incluso a pesar de la especulación urbanística que ha habido -y sigue habiendo- en casi todo el cinturón metropolitano, pues los frutos de esa especulación no se han destinado a procurar servicios para un desarrollo sostenible y armónico de la conurbación urbana, es decir a producir riqueza sino a obtener dinero, que es algo muy diferente a la riqueza ya que ésta es perdurable mientras el dinero no lo es aunque tenga la gran ventaja, para la clase política, de poder ser trasladado de un lugar a otro, en tanto que la riqueza ha de permanecer allí donde se crea.

Esa misma especulación, si nadie lo remedia, le espera al recinto que por ahora ocupa el ferrocarril, nuestra vetusta Estación de Andaluces, que será, si no lo ha sido ya, recalificado como suelo urbano desafectándolo de su actual uso ferroviario. Así, Fomento -que mira al POTA antes que al futuro de Andalucía oriental- obtendrá de dicho recinto los aprovechamientos urbanísticos correspondientes a su superficie -mayor incluso que la ocupada por el barrio de San Lázaro- en vez de adecuarlo para la intermodalidad de quienes, sean o no turistas, han de usar distintos medios de locomoción. Es decir, hablando en castizo y resumiendo: siendo nuestra provincia de las últimas en renta per capita y después de diez años sin invertir en ella, dan a costa nuestra un pelotazo de órdago a la grande al cambiar de lugar la Estación.

No cabe duda, visto lo anterior, que algo no funciona en esta Andalucía autonómica y, a poco que se piense sobre ello, se llega a la conclusión que la actual Andalucía, cuyo origen y razón de ser fue la descentralización del Estado, no asumió, para ella misma, dicho principio descentralizador y hoy absolutamente todo está centralizado en Sevilla; desde las mejores comunicaciones exteriores de la autonomía hasta la elite de los servicios médicos, Unidad de grandes Quemados, por ejemplo. Con esa concepción, centralista y piramidal, nadie dude que jamás Andalucía -más acusadamente la oriental- podrá alcanzar el nivel de riqueza propio de las regiones desarrolladas pues, en un territorio tan extenso como el andaluz, no hay mayor contrasentido que todo se centralice en un lugar geográficamente descentralizado y casi tan alejado de nosotros como lo está la capital del Estado de la que antes dependíamos.

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